Este día desayunamos en el hotel y Roberto y Camilita se quedaron sentados en la mesa en lo que Sofi y yo llevábamos la comida, nosotros seguimos nuestro orden de decirles que se portaran bien sin gritar y que Sofi me iba ayudar con todo, le dimos el paso a un viejito con bastón, etc. mientras servíamos un cereal se nos acercó un señor como de unos 70 años que me dijo, disculpe señora, he estado observando la manera en la que maneja a sus hijas y me gustaría felicitarle, sabía usted que hay personas que educan a sus hijos para ellos y otros que lo hacen para el mundo? Muchas gracias por educarlas para respetar a los demás, tenía tiempo que no veía unas niñas tan bien portadas y educadas. Y finalizó diciéndonos: buen trabajo! y sue fue pegándome una palmada en la espalda...
Es una de esas ocasiones en que se siente un poco de tranquilidad de saber que el esfuerzo constante de cumplir la tarea de padres en educar a los hijos se siente recompensado (confiando en ellas y en Dios que sigan siempre por buen camino) y bueno que suerte que fue un dia en que mis cabezonas decidieron ser unos angelitos y portarse excepcional!
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